23 jun 2009

Acción: cuando huyes de la guerra, y pocos se acuerdan




Son más de 40 millones de personas en el mundo, la mayoría mujeres. Están ahí y esta semana muchas organizaciones han intentado recordárnoslo conmemorando el Día del Refugiado. Conviene hacer un repaso de lo básico: son civiles como tú y como yo (es decir, personas que no participan en un conflicto), que ven arrasadas sus casas y sus vidas por guerras que promueven otros, y que se ven obligadas a huir a otro país, y no pueden regresar a su tierra.

Aquí os dejo con un vídeo corto de Intermón Oxfam con imágenes del Este de Chad, una región en la que centenares de miles de refugiados sobreviven gracias exclusivamente a la ayuda de las ONG y la ONU.

Intermón Oxfam no se limita a contarlo, también nos pide una acción muy simple. Firmar para pedir a nuestro gobierno algo muy concreto: que contribuya a la misión de paz de Naciones Unidas en Chad, para proteger a estas personas refugiadas (sobre todo a las mujeres que sufren especialemtne la violencia sexual cuando salen de los campos a buscar leña para cocinar). La comunidad internacional tiene la responsabilidad de proteger a estas personas cuando sus países no quieren hacerlo. Por favor, firma aquí. Gracias

Cómo contar (y leer) la violencia machista


Leer los periódicos o informarse por otros medios es una herramienta básica para poder ejercer nuestra ciudadanía, pero se discute mucho sobre la cantidad y, sobre todo, sobre la calidad de la información que recibimos. Es importante leer con conciencia y espíritu crítico, porque las palabras son balas cargadas de cultura e ideología. Y es esencial mirar a los medios con el mayor grado de conocimiento posible, y con la disposición de pedir responsabilidades a quien nos informa.

No siempre los periodistas (y lo sé por experiencia directa) saben de lo que hablan o tienen una formación suficiente para hacerlo. Es más, cada vez es menos frecuente esa preparación por la precarización laboral impuesta por las empresas periodísticas, y el desdén que muestran esas empresas por la calidad de la información y el carácter de servicio público de los medios. Y, sin embargo, hay esfuerzos loables frente a esta tendencia.

Hoy os presento el Decálogo para informar sobre violencia de género, que se se ha otrogado a sí mismo el diario Público. Es interesante, e importante, porque ayuda a desterrar una forma de pensar que calificada, hasta hace bien poco, este tipo de actos como “crímenes pasionales”. Ya sabéis, el manido y absurdo “hay amores que matan”.

Empieza el decálogo afirmando que en la redacción de sus noticias utilizarán los términos “violencia de género”, “violencia machista”, “violencia sexista” y “violencia masculina contra las mujeres”, por este orden”. Rechazan las expresiones “violencia doméstica”, “violencia de pareja” y “violencia familiar”. Esta ha sido una larga batalla de las asociaciones de mujeres que luchan contra la violencia machista. ¿Por qué?

El concepto “violencia doméstica” oculta una realidad flagrante que es que, con excepciones estadísticamente mínimas, se trata de una violencia de hombres contra mujeres. No es que sea un comportamiento natural de los hombres, es que hay muchos hombres que, de acuerdo a su cultura machista, consideran que tienen derecho a dominar a sus parejas. Por ello, llegan a ejercer todo tipo de violencia durante años para imponer su control. Fijaos bien en que la mayoría de los asesinatos de mujeres en estos contextos se producen cuando ellas han decidido romper la pareja, y que ellas suelen hacerlo después de años de maltrato. Sus compañeros, antes de perder el poder, prefieren matarlas.

Por eso es importante otro punto del decálogo: “Nunca buscaremos justificaciones o 'motivos' (alcohol, drogas, discusiones...). La causa de la violencia de género es el control y el dominio que determinados hombres ejercen contra sus compañeras”. Por eso, en este diario se comprometen a no tratar este tipo de violencia “como un suceso, sino un problema social”. La consecuencia lógica que asumen es no publicar fotos ni detalles morbosos, no preguntar a los vecinos o familiares que no haya sido testigos directos. Se compromenten a entrevistar a personas expertas.

Y un último eje importante en este tipo de noticias: la protección. Por un lado, el respeto a la presunción de inocencia de los sospechosos de agresión, a los que sólo identificarán cuando sean condenados. Y por otro lado, para las mujeres en peligro: “Sólo incluiremos testimonios de víctimas de malos tratos cuando no se hallen en situación de emergencia o bajo cualquier tipo de presión”. ¿Recordáis el caso de mujeres que han denunciado su situación en televisión y han acabado muertas? No puede haber peor “provocación” para un maltratador que ver cómo le rechazan en televisión. Él, que quería ser el rey.

Si quieres leer el decálogo completo, y las razones detrás de cada punto, pincha aquí o visita el Manual de la Redacción.