26 sept 2008

Objetivo: un millón de firmas



Esto no será una prueba de agudeza visual, como diría Forges, porque los conocimientos técnicos no me acompañan, pero sí será una prueba de agilidad mental: ¿cuántas mujeres han ocupado puestos de verdadera relevancia política en la moderna, democrática, integradora, igualitaria y vieja Europa? Por si aún no tienes la respuesta, aquí van algunos datos:

- Hay 27 países miembros de la UE. Sólo una mujer es jefa de gobierno en los 27, los 26 restantes tienen a varones en ese puesto.
- De entre todos los presidentes de países miembros de la UE sólo dos son mujeres; 18 son hombres y el resto monarcas (que son tan sencillos que, como los ángeles, una diría que no tienen ni sexo).
- De las ministras que hay en los 27 países miembros, sólo el 15 por ciento se ocupan de materias económicas. El 43 por ciento son ministras en ámbitos sociales o culturales.
- El 69 por ciento de los europarlamentarios son varones y el 31 por ciento son mujeres. Los porcentajes son similares entre los miembros de la Comisión, el “ejecutivo” comunitario.

¿Y a qué viene todo esto? Bueno, pues a que no es normal después de tanto tiempo, tanto dinero y tanto esfuerzo dedicados a trabajar en la igualdad en y desde la Unión Europea, las mujeres sigan estando tan infrarrepresentadas en unos órganos de decisión tan importantes para el modelo económico y social en el que vivimos. En el fondo eso significa que muchas de las vivencias de la mitad de la población no se transmiten a la política y los ámbitos de decisión; ni sus vivencias, ni su experiencia, ni sus conocimientos, ni sus necesidades ni sus visiones del mundo. No sé quién decía que cuando una mujer accede al poder es la mujer la que cambia, pero si muchas mujeres acceden al poder será el poder el que lo haga. Y estaréis conmigo en que al poder no le iría nada mal un “lifting”.

Pues resulta que en los próximos 12 meses, las instituciones europeas –que deciden desde el grueso de las políticas económicas que padecemos hasta el tamaño de los filetes de perca importados de África, pasando por las políticas sobre la innigración y un largo etcétera- elegirán a cuatro de sus principales cargos: presidente del Consejo Europeo, Alto Representante para la Política Exterior (conocido como Mr. PESC, es decir, el sustituto del eterno Solana) y, tras las elecciones europeas de junio de 2009, el presidente de la Comisión y el del Parlamento Europeo.

Ante tamaña oportunidad para que haya más cambios, un grupo de nueve parlamentarias y dos parlamentarios europeos de todos las orientaciones ideológicas han puesto en marcha la campaña “Women in front” (Mujeres al frente) para recoger un millón de firmas con las que forzar a la Comisión Europea a que se garantice que hay mujeres candidatas para estos puestos. La pregunta que se hacen es: ¿250 mujeres en Europa y no hay ninguna que sea lo suficientemente buena?

El Tratado de Lisbora dice: “En todas sus actividades, la Unión debe tener como objetivo eliminar las desigualdades y promover la igualdad entre hombre y mujeres”. Como los políticos no cumplen con ello, somos nosotras y nosotros los que podemos exigírselo a través de la “iniciativa de la ciudadanía”, que prevé el tratado de la Unión. Para eso se necesita el millón de firmas, y por ahora van casi 27.000. Uniros en la página web de la campaña Women in Front, y pasad la voz.

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